Opinión

Recuperar la movilización

Artículo de Opinión de Javier Madrazo publicado en Noticias Obreras. Septiembre 2016

La urgencia por superar el trámite de la investidura del nuevo presidente del gobierno de España con el objetivo de conformar un ejecutivo estable, después de nueve meses de parálisis y dos elecciones consecutivas, se ha impuesto al imprescindible debate sobre los retos a abordar en los dos próximos años.

Es cierto que España necesita estabilidad política y esta, a su vez, requiere un ejecutivo y un programa de legislatura, que sea fruto del máximo diálogo y acuerdo posible, única garantía de su cumplimiento en un parlamento tan plural, y cuya prioridad sea el compromiso inequívoco con la defensa del bienestar, la calidad de vida y el reconocimiento real de los derechos políticos, sociales y económicos de las personas, sobre todo de las más desfavorecidas.

Sin embargo, lamentablemente la realidad parece apuntar en la dirección contraria. Quienes como fuerza más votada (PP) tienen la principal responsabilidad de liderar la acción del próximo ejecutivo, y también quienes han asumido su papel de oposición (PSOE), parecen más interesados en el cálculo partidista y en el marketing electoral, que en entender la política como una herramienta al servicio de la transformación y resolución de los problemas más acuciantes de la ciudadanía.

Europa está a la espera de que el Partido Popular gobierne para poder retomar su apuesta por la reducción del déficit, que en la práctica se traduce en más ajustes, recortes y austeridad. Mientras hablan del crecimiento de España como un modelo a imitar, preparan un paquete de medidas que harán la vida más difícil a partir de 2017 a los trabajadores y clases populares. Es importante que haya un ejecutivo, pero es igualmente importante conocer cuáles serán sus decisiones y cuáles sus consecuencias.

Los próximos dos años serán cruciales para definir el futuro que queremos construir. Debemos entrar en un proceso constituyente con reformas de calado que aborden los principales retos pendientes: reforma ley electoral para garantizar una mayor proporcionalidad, reforma sistema judicial para garantizar una mayor independencia, reforma mercado laboral para garantizar empleo estable y con derechos, acabar con los aforamientos y las puertas giratorias, establecimiento de un salario social digno, garantizar un sistema potente de servicios sociales y una aplicación efectiva de la ley de dependencia, abordar en serio el estado plurinacional y el reconocimiento del derecho a decidir, apostar por la creación de una banca pública y establecer topes máximos salariales e indemnizatorios así como tomar medidas estructurales en materia medio ambiental apostando de verdad por las energías renovables porque está en juego el futuro del planeta y de las próximas generaciones.

Necesitamos repensar el modelo político, económico y social para construir una convivencia más inclusiva y justa, en un momento en el que las desigualdades y la falta de perspectivas, especialmente para los jóvenes y sectores sociales más vulnerables, corren el riesgo de hacerse crónicas. España, como el conjunto de Europa, deben recuperar valores clásicos que nos han definido históricamente, para ganar la confianza de las nuevas generaciones, alejadas de una visión de la política que da la espalda a la ciudadanía y que se pone al servicio de élites y lobbies que ostentan el poder económico y financiero, lesionando la democracia y los principios de libertad y participación en los que ha de sustentarse para resultar creíble.

El envejecimiento de la población, el fenómeno de la inmigración, el terrorismo yihadista, el escoramiento de países tradicionalmente socialdemócratas hacia posiciones de extrema derecha , el desencanto, cuando no rechazo frontal, que despierta una Unión Europea, que actúa cada vez más como un espacio de implementación de políticas neoliberales, y la urgencia de habilitar cauces de participación para dar voz a las demandas de las personas y la identidad de los pueblos son debates que no pueden esperar y que requieren de nuevas respuestas a las ofrecidas por Merkel, Hollande o Rajoy. De lo contrario el Brexit inglés de extenderá sin remedio a muchos otros países europeos.

Es preciso apelar a la movilización ciudadana para forzar un cambio de rumbo, que se hace imprescindible. La sociedad civil tiene que reafirmarse y unirse en una tarea compartida para que Europa y España sean, como lo fueron en su momento, un espacio en el que las aspiraciones y sueños de las personas eran escuchados y atendidos. Los sectores más dinámicos y progresistas tienen un papel clave que jugar en este escenario. Partidos, sindicatos, intelectuales, medios de comunicación, tejido asociativo y los colectivos más comprometidos tienen que reactivarse y remar en una misma dirección. Es posible girar a tiempo. Se debe recuperar la dinámica del 15M que fué el alimentador necesario de las nuevas dinámicas políticas que se han abierto en nuestro país. La esclerotización de la política española tiene que ver con la pérdida de pujanza de la movilización ciudadana. Recuperémosla. Esa es nuestra responsabilidad que no podemos ni debemos delegar ni transferir.