Opinión

Hormigón y jardines

Artículo de Honorio Cadarso

Cosas del urbanismo moderno y  de la sociedad de consumo: las fresas no saben a nada, las rosas no huelen a nada, en eel suelo apenas queda hierba, porque todo está cubierto de alquitrán y hormigón. Los animales, nuestros amigos, quedan lejos, allá en el campo; malviven las palomas por los aires, y solo nos quedan en la ciudad los perros, muchos perros.

Eso sí, andamos a tope de decibelios, decibelios de noche y de día,atronando las casas con las cañerías y los grifos, en la calle con esas máquinas de barrer, segar hierba y demás, coches y más coches: ruido, ruido, ruido, gases, gases, gases.

Y ahí andan los operarios de la limpieza, los de Lantegi Batuak, (gracias, Lantegi Batuak, gracias trabajadores de la limpieza) empeñados en mantener los jardines como los chorros del oro, en mimar las flores de todos los rincones, en segar la hierba para que brille siempre como una alfombra verde...

Los "Lantegi Batuak" recuperando el tejadillo de ramas secas que da sombra a una avenida que bordea la charca donde van a visitar a los patos todos los niños de Amorebieta- Etxano, peinando los árboles, abonándolos al pie...Que por cierto la dicha charca se está cegando con las arenas y tierra que arrastran las tormentas y van dejando a los patos sin espacio para nadar, y la isleta donde solían anidar ha quedado unida a la tierra firme y es invadida por perros que se comen los huevos y los pollitos.

Una pena, solo nos van a quedar los perros en las ciudades. Algunos han inventado un nuevo sistema para segar la hierba de los parques, llevando rebaños de ovejas a pastar y a peinar el césped. Lo cual de paso nos evitaría el ruido de las máquinas segadoras. Algunos incluso han inventado jardines colgantes que pasean por las ciudades sobre el techo de todos los autobuses urbanos. Pues sí, existen los autobuses-jardines en algún lugar de Europa...

Una pena, andamos escasos de espacios para relajarnos, y sin embargo siguen cerrados amplios solares por mor de la dichosa especulación y de un sentido de la propiedad privada evidentemente antisocial y asfixiante.

Algunos se afanan en inventar energías limpias para combatir la contaminación de las ciudades y el exceso de decibelios. Algunos recogen las defecaciones de sus perros para mantener limpios los paseos. Algunos, no todos...

Y en esas estamos. Tenemos un urbanismo y unos diseñadores de ciudades que no están pensadas para vivir, para acercar la naturaleza, la fauna y la flora, a las personas, sino para especular en bolsa.

Y a esto le llamamos con absoluta satisfacción y autocomplacencia "sociedad del bienestar", ciudades de alto standing...