Opinión

Compromiso ciudadano

Artículo de opinión de Javier Madrazo Lavín publicado en Noticias Obreras, octubre 2018

El nuevo curso político en España se presenta bastante agitado , en un contexto complejo marcado por la debilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, el debate sobre el derecho de autodeterminación en Catalunya, las elecciones municipales-autonómicas-europeas del próximo año y las amenazas que se ciernen sobre una pretendida recuperación económica, que ofrece síntomas de ralentización cuando aún no hemos vivido los anunciados beneficios en el empleo y la superación de las desigualdades provocadas como consecuencia de la crisis.

El futuro está lleno de incertidumbres, al menos, a corto plazo. Los partidos políticos y sus responsables, lejos de poner sobre la mesa soluciones a los problemas reales del país, han decidido centrarse en disputas permanentes sobre másteres que no lo son, supuestos plagios a tesis doctorales, bandos enfrentados por poner y quitar lazos amarillos en el espacio público o llamamientos a unos nuevos comicios por parte del Partido Popular y Ciudadanos, que chocan contra las apelaciones del presidente del Gobierno a la estabilidad de su gabinete.

Si bien, por parte de mucha gente, se vivió con alivio la salida del PP del Gobierno, no es menos cierto que hay una amplia demanda social reclamando al ejecutivo de Sánchez pasar de la política de gestos (exhumación restos de Franco, supresión parcial de los aforamientos...) a la política de hechos y de respuestas.

Hubo una mayoría parlamentaria para hacer prosperar la moción de censura y desalojar de la Moncloa a la derecha, ante los continuos casos de corrupción. Queda por ver qué posibilidades existen de cohesionar a ese conjunto de grupos, con idearios muy distintos en materia económica, laboral, fiscal... a la hora de llevar adelante las medidas y reformas que permitan avanzar hacia una mayor justicia social.

Hay un conjunto de retos y preocupaciones, que tiene hoy la sociedad española, particularmente las clases populares, y que deben ser las principales prioridades de las formaciones políticas en el inicio del curso político: la precariedad laboral, los bajos salarios, la carestía de la vivienda, la pobreza energética, el futuro de las pensiones, el recorte de derechos y libertades, la atención a las personas dependientes, la inmigración que llama a nuestras puertas, la dualidad social...

Así mismo, es necesario mencionar determinados conflictos globales como son: las consecuencias del cambio climático, el auge del racismo y la xenofobia, que tantos réditos está dando a la extrema derecha en Europa, la proliferación de las fake news y la manipulación de la información, claves en el triunfo de Donald Trump, el envejecimiento progresivo de la población o el impacto en el empleo de la ingeniería artificial. Todas ellas materias cruciales para nuestro futuro, nuestro bienestar y nuestra propio modelo de democracia, que, a tenor del silencio que mantienen al respecto, parecen no inquietar a quienes están llamados a dirigir el país, más allá de siglas y militancia.

El profesor Yuval Noah Harari, autor de "Sapiens" y "21 lecciones para el siglo XXI'", sostiene que el ser humano se ha quedado sin un relato que le ayude a entender el mundo y ello ha provocado desafección y pérdida de confianza. En su opinión, quienes se dedican a la actividad pública también desconocen el impacto en nuestras vidas de realidades como la biotecnología o la sustitución progresiva de las personas por robots en el ámbito laboral y por ello optan por confrontaciones en muchos casos sin trascendencia para ocultar sus incapacidades. Puede ser ésta una buena explicación para comprender el porqué del Brexit, el ascenso de la extrema derecha en muchos países de Europa, la permanencia de Donald Trump en el poder o la tensión que acompaña la actualidad política en España, que lo enmaraña todo para no decidir nada.

Nos hicieron creer que el modelo liberal dominante nos garantizaría progreso, igualdad, más derechos humanos, más servicios ofrecidos por los Estados, prosperidad a un mayor número de pueblos y paz frente a las guerras. Hoy sabemos que no será así y el desencanto, la indignación y la perplejidad son sentimientos compartidos y extendidos.

Ojalá actúen como motor para exigir respuestas y nos permitan tomar conciencia del momento en el que nos encontramos para transformarlo. La fuerza del cambio no llegará ni de las élites ni de muchos de quienes ejercen hoy el poder; sus esfuerzos están centrados en defender sus intereses y su permanencia. Nos corresponde a la ciudadanía alzar la voz y sustituir la apatía que produce la desesperanza por una revolución pacífica, democrática e ilusionante que nos ayude a pensar que en el año 2030 el mundo será un lugar mejor y más justo.

El potencial del movimiento feminista y las reivindicaciones de las personas jubiladas en España nos marcan un camino a seguir.