Opinión

c/Dato, estaccioni termini

Acabamos de asistir al epitafio del soterramiento del ferrocarril a su paso por Vitoria-Gasteiz. La visita de la ministra de Fomento ha certificado el encefalograma plano de este proyecto. Ahora toca tapar las responsabilidades, disimular las frustraciones, asistir a la carrera de ocurrencias de los responsables locales para quedar como los bomberos de este fuego que ellos mismos han creado.

Debemos recordar el desfile de ministros-as del ramo por nuestra ciudad. Hemos batido todos los record de visitas a las NO obras del soterramiento. Lo que buscaban era un gran espacio mediático en los informativos locales, objetivo cumplido con generosidad porque aquí nos encanta agasajar al poder.

La razón fundamental para concluir que no habrá soterramiento es que no hay financiación para llevarlo a cabo y no se espera que vaya a haberlo. Adif aportará el coste de las obras de llevar la Alta Velocidad en superficie hasta Dato. Para soterrar no pondrá un euro más. El Ayuntamiento no tiene ninguna capacidad económica para cumplir con su compromiso de financiar el soterramiento con 67 millones de euros. Por su parte, el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Álava se frotan las manos ante la posibilidad de ahorrarse 167 millones de euros que habían comprometido para financiar el soterramiento.

De nada servirán todos los llamamientos para unirnos en reclamar este proyecto y no  abandonarlo. Será perder el tiempo, aunque calmará conciencias y ocupará de nuevo importantes espacios informativos. Hace años inauguré un archivo de proyectos estratégicos de Vitoria-Gasteiz. Era una papelera en la que “archivar” todas las esperanzas frustradas por la pésima gestión municipal y estaba repleta. Ahí es dónde acaba la demagogia y la irresponsabilidad, pero a coste cero para los políticos responsables y a un gran coste para la ciudadanía y para el presupuesto de la ciudad.

Ya no se si soy un perdido pesimista o un optimista bien informado A pesar de poder ser acusado de derrotista, creo que es urgente definir un Plan B sobre el paso del tren de Alta Velocidad por V-G. Si no lo hacemos nosotros serán otros los que lo hagan, y después sólo nos quedará el lamento. El AVE va a llegar a Dato y no sabemos en qué condiciones, ni para cuanto tiempo. Una posibilidad negada durante años y que ahora se plantea como la única opción para que la capital de Euskadi no sea una barricada para las vías que cabalgan hacia aquí desde Miranda y Bilbao. ¿El duque de Wellington nos preguntaría si estamos dispuestos a tener otra estación provisional, esta vez de ferrocarril o pasamos al ataque? Ya sabemos cuál es el significado que hacemos del término “provisional”, para siempre o al menos 15 años. Creo que sería un error imperdonable no incidir en las instalaciones que se van a llevar a cabo por parte de Adif, intercambiadores de ancho de vía, nuevas redes de alta tensión, sistemas de seguridad, barreras contra el ruido , impacto ambiental, nuevas vías, reforma de la estación, conexión con Y vasca, etc. Estas obras deben garantizar un servicio público de primer orden y no unas instalaciones precarias como las que hemos padecido durante tantos años en la “provisional” estación de autobuses.

Una ciudad que asienta una parte de su identidad en los agravios, en sentirse menospreciada, va a tener aquí un argumento más para alimentar a las plañideras locales que tienen la labor fundamental de que pensemos en lo mal que nos quieren los de fuera, en vez de pensar porqué los de dentro son tan incompetentes. Cuántos ríos de tinta, propaganda, cuántas fotos, cuántos políticos sacando pecho durante tantos años y nadie se marchará con la cabeza agachada. Serán los mismos que volverán a llenar los medios de comunicación al inaugurar el proyecto fallido con el cual íbamos a cambiar la historia de la ciudad, ése sin el que el futuro no tendría sentido.

Para  que no se diga que todo lo veo negro acabaré con un toque optimista. Hace muchos, muchos años, Ávila aumentaba su población y necesitaba eliminar la frontera que suponían las grandes murallas que la rodeaban. Era un proyecto estratégico para su futuro y necesitaba ese suelo liberado para desarrollar nuevos equipamientos, servicios y viviendas. Pero no pudieron llevarlo a cabo porque no dispusieron de dinero para ello debido a otra maldita crisis. Tuvieron que hacer otro plan y cambiar la estrategia para lograr su desarrollo conviviendo con sus muros. Hoy las murallas de Ávila son Patrimonio de la Humanidad y uno de los atractivos turísticos más visitados. Tendremos un futuro después del no soterramiento, sólo debemos construirlo entre todos sobre unos pilares sólidos y no con cuenta cuentos de lechera.