Opinión

Leche y lácteos tirado

Artículo de opinión de Honorio Cadarso

Parece ser que las cuotas de producción de leche asignadas por la Unión europea a cada país desaparecerán en el año 2015. Nuestro país debería prepararse para hacer frente a la liberalización del mercado de este producto. Pero por ahora, nuestro sector lechero navega a la deriva, sin rumbo, a ciegas, a la buena de Dios.

Mientras el mercado estatal consume en torno a 9 millones de kilos de leche anuales, la UE solo permite producir 6,3 millones de kilos, es decir que la diferencia hasta los 9 millones hay que cubrirla importando leche de Francia y de la UE.

Pues bien, la producción española de los últimos años ni siquiera alcanza los 6,3 millones de kilos permitidos por la UE, apenas llega a 6 millones.

¿Por qué? El mercado de la leche está controlado por las grandes superficies, que tienen por consigna vender la leche a precios muy bajos, y para ello ofrecen a los productores precios ridículos por el litro de leche. Se calcula que en años anteriores el precio medio de la leche en la península estaba en torno a 0,30 euros, mientras en Europa subía hasta 0,33 euros. Las grandes superficies de nuestro país compraban la leche de Europa a ese precio, y compensaban la diferencia ofertando la leche "un poco más aguada" o con otros trucos malabares. En estas condiciones, producir leche en la península ibérica es un negocio ruinoso, los costes superan ampliamente a los precios de venta de la leche.

Las cosas han cambiado últimamente. Rusia y China consumen cada vez más leche, la cual compran en Europa, y ello ha permitido a los ganaderos europeos conseguir mejores precios, y ha obligado a las grandes superficies de nuestro país a pagar un precio más alto por la leche que importan de Europa.

Lógicamente, una mayor demanda a nivel mundial y un precio más alto debería estimular a los ganaderos europeos y españoles a aumentar su producción. Y al parecer se han producido subidas eventuales de precios al productor de leche, pero desde luego la producción de leche sigue siendo un negocio ruinoso en nuestro país, porque los costes de producción superan ampliamente el precio de venta de la leche.

Ante esta situación, las grandes superficies y los intermediarios del mercado de la leche presentan un frente común unido ante el consumidor y ante el ganadero productor, mientras tanto el consumidor como el productor son incapaces de conformar asociaciones sólidas para defender los precios de la leche que producen.

Los ganaderos solo encuentran una salida: abandonar. En los últimos diez años, España ha pasado de 142.000 explotaciones de ganado vacuno a 21.500.

Nuestros niños ya solo ven vacas en los tebeos y en la tele. Nuestras praderas desaparecen, comidas por la maleza, las zarzas y una vegetación incontrolada, y en verano por los incendios.

De momento, esa parece ser nuestra política ganadera y forestal.