Araba

La doble cara de PSE y PNV en Garoña

El PSE-EE ha presentado en las Juntas Generales de Alava una interpelación en la que pregunta al diputado general si va a defender la postura mayoritaria del territorio que, en numerosas ocasiones, se ha manifestado ya en contra del mantenimiento de la central burgalesa o si va a seguir la línea marcada por el Ejecutivo de Rajoy, que,  a la primera ocasión y por boca de su ministro de Industria, ha defendido la continuidad de esta instalación.

Igualmente, el PNV ha registrado  otra interpelación para defender el cierre de Garoña en 2013 bajo el argumento de que “constituye un riesgo para la salud y la vida de gran parte de la población alavesa”.

Si llegan  a convertirse en mociones, contarán, evidentemente, con el apoyo de Ezker Batua. Pero no deja de ser cínico que PSE y PNV en Álava realicen estas manifestaciones y que la formación jeltzale acuda a las concentraciones a favor del cierre, mientras en el Congreso de los Diputados, cuando había que votar a favor ó no del alargamiento de la vida útil de las centrales nucleares, dieron su voto favorable a la prolongación de su vida útil. En Madrid, donde se tiene la última palabra sobre el futuro de Garoña y de todas las centrales que hay en el territorio español, dicen que sí. El PNV y el PSE tienen un discurso en Euskadi y un voto en Madrid totalmente contrario. ¿Qué lloran ahora?

El PP ya nos había dicho que de ser por ellos, y siempre acudiendo al informe positivo que pudiera elevar la banda de expertos que ha logrado llegar o que han colocado en el Consejo de Seguridad Nuclear, no cerrarán la central, “que tenemos muchos gastos y éste ya está amortizado”, vienen a decir.

Qué garantías ofrece el informe del CNS, que se basa en datos suministrados por Nuclenor, Iberdrola y Endensa, al que los colectivos medioambientalistas han acusado reiteradamente de mentir sobre los datos que facilita sobre la influencia de la central en la temperatura del cauce del Ebro. ¿Es éste el guardián de la salud pública? ¿Quién cree a Nuclenor después de ver cómo ha actuado la empresa propietaria de la central japonesa, que falseó informes y mintió cuanto pudo y hasta donde pudo.

El PNV trata de pasar “de puntillas” y olvidarse de este voto, que nadie se lo recuerde, que quede en el olvido para siempre jamás. Pero ahí está, blanco sobre negro, en la Ley de Economía Sostenible, como recuerda a cada paso la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. El PSE-EE, por su parte, tres cuartos de lo mismo, porque votó la misma ley, pero con el agravante de que no ha desmantelado la central cuando ha estado en el poder y que ha lanzado un “patapúm pa’lante” hasta 2013, sabiendo y a conciencia de que, con la más que previsible llegada del PP al poder, éstos revocarían el cierre.

Es importante destacar que la planta de Fukushima fue construida en la década de 1970, por lo que llevaba cuarenta años funcionando y debería haber sido puesta fuera de servicio, pero su permiso de explotación fue prolongado 10 años más.

Es decir, que parte de la catástrofe japonesa se podría haber evitado si se hubiese cerrado la planta como estaba previsto.  Este es un detalle interesante para que los alaveses que disfrutamos ahora de una prolongación de la vida de nuestras viejas centrales nucleares, gracias a una ley “colada de tapadillo” con el nombre de Economía Sostenible, nos paremos a pensar. En lugar de prolongar su vida, lo razonable es exactamente lo contrario: abreviarla y salir de la locura nuclear cuanto antes. Sabiendo que, no obstante, no basta con parar el programa nuclear español, sino que hay que pararlo en todo el mundo.

Si a este relato se le llama una denuncia en toda regla, entonces, sí, yo acuso a PSE-EE y a PNV de mentir a la ciudadanía alavesa. De tener dos caras y no sé si dos conciencias o dos almas en relación a la central nuclear de Garoña.

La pregunta, entonces, es ¿además de mentir, estos partidos a quién están defendiendo? Desde luego, no a la ciudadanía alavesa, ni a los intereses económicos de ésta, porque si te detienes a leer los informes, mantener abierta esta central no es necesario para el abastecimiento eléctrico, sino que es avaricia, por parte de los dueños de la central.

Según los expertos de la causa verde, exportamos la electricidad que nos sobra y el problema que tenemos es que el exceso de potencia obliga a tener paradas centrales de producción eléctrica recién construidas sin que sus propietarios las puedan amortizar. Tenemos por solucionar, también, la integración de las energías renovables que, en muchas ocasiones, se tienen que parar porque se cubre toda la demanda con las nucleares que no pueden regularse.

Y, sobre todo, que sabemos que Garoña es una central ya amortizada, lo que significa que para sus dueños todo son beneficios, entre otras cosas, porque no cuentan con pagar la gestión de los residuos radiactivos, ni con el desmantelamiento, ni los accidentes, si los hubiera, que pagamos todos a escote vía recibo de la luz o como contribuyentes del Estado.

El lobby nuclear intenta imponer su agenda al prolongar la vida operativa de las centrales más allá de los plazos de seguridad, y eso es lo que se está intentando también en Garoña, por lo que hoy es más necesario que nunca pedir el cierre definitivo de la obsoleta central nuclear de Garoña, que tiene demasiadas similitudes con la de Fukushima, ya que ha sido construida por la misma compañía y en los mismos años.

Hay muchas formas de nadar y guardar la ropa, pero jugar con la salud de la población, saber o creer que eso es peligroso y, no obstante, votar por el mantenimiento de Garoña, como hacen, han hecho y están haciendo el PSE y el PNV me parece uno de los actos más cínicos y desvergonzados que se le puede hacer a la ciudadanía alavesa.

Si defienden la central, que la defiendan, que expliquen por qué y que digan también por qué usan dos lenguajes y dos votos para la misma opción.