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La UE no ofrece soluciones dignas a la juventud. Necesidad de un cambio en las políticas comunitarias

Fuente: http://tasioliver.eu/la-ue-no-ofrece-soluciones-dignas-a-la-juventud-necesidad-de-un-cambio-en-las-politicas-comunitarias/

Quiero empezar esta reflexión enlazando con esta noticia aparecida en Público el miércoles 5 de febrero. Son las opiniones de las eurodiputadas más jóvenes del Parlamento.

“Casi seis años después del estallido de la crisis, el Parlamento Europeo se enfrenta a una de las citas electorales más importantes de su Historia. El ascenso de los partidos extremistas, las altísimas tasas de paro, especialmente entre los jóvenes, el sentimiento europeísta en retirada o la falta de participación, son algunos de los desafíos más importantes según las parlamentarias más jóvenes de la Eurocámara: Amelia Andersdotter (26), del Partido Pirata sueco, Emilie Turunen (29), socialdemócrata danesa y Lara Comi (30), del Popolo della Libertà. Las elecciones se celebrarán entre el 22 y el 25 de mayo, y los españoles elegirán en ellas a 54 de los 751 diputados que los representarán en la nueva legislatura.

“Los estadounidenses son leales a su bandera, los europeos no”

En 2010 la Comisión Europea, con Barroso a la cabeza, propuso la estrategia 2020 para salir de la crisis económica más reforzados, apostando por varias áreas, nosotros vamos a centrarnos en las áreas que más afectan a la juventud, que serían las siguientes (1):

1. Crecimiento inteligente: desarrollo de una economía basada en el conocimiento y la innovación.

2. Crecimiento integrador: fomento de una economía con alto nivel de empleo que tenga cohesión social y territorial.

3. El 75 % de la población de entre 20 y 64 años debería estar empleada.

4. El 3 % del PIB de la UE debería ser invertido en I+D.

5. El riesgo de pobreza debería amenazar a 20 millones de personas menos.

Los distintos puntos que se ha marcado la Comisión, y los distintos países, son encomiables, aunque algunos son discutibles y bastante matizables, pero no deja de ser un avance respecto a las posiciones inmovilistas previas. También la CE ha lanzado un plan de choque contra el paro juvenil (2), aunque no lo ha puesto en marcha a pesar de aportar unos fondos al respecto. Podemos afirmar que la UE tiene varios proyectos de voluntariado y otras actividades para jóvenes que están bien, tales como el voluntariado europeo, y distintas becas o estancias en el territorio comunitario.

Pero una vez acabado con los elogios pasemos a repasar cuál es la realidad alejada de los discursos de Bruselas.

¿Cómo está la situación en Europa, y en especial en España?

Los datos no son alentadores, a pesar de que las cifras no puedan evocar el drama que pasa la juventud en nuestros países(3): En España la tasa de paro juvenil según EUROSTAT es del 57,7% en el noviembre pasado (que no se habrá modificado en exceso en estos meses), en Grecia es el 58,4%, Portugal tiene una tasa del 38,7%, Irlanda el 29%, países más afectados por las políticas neoliberales de la TROIKA, mientras los más bajos se producen en Alemania con un 8%, Austria con un 8,5% , Holanda con un 9,7%, o Luxemburgo con un 6,1%, habiendo notables diferencias entre el Norte (acreedor e industrializado) y el Sur (deudor y con una industria débil), siendo la media de la UE-28 del 23,4%. Con estas cifras es normal que el paro juvenil sea una preocupación en Bruselas, y en muchos gobiernos de la eurozona, sin embargo la UE no está a la altura de las circunstancias.

¿Por qué las medidas de la UE son insuficientes, y las políticas neoliberales son equivocadas?

Para ver si unas políticas son útiles a los ciudadanos, o pretenden lograr un objetivo, hay que saltarse las palabras e ir a los hechos. Mientras la UE, y España, afirman combatir el desempleo juvenil, la realidad se muestra tozuda ante esta afirmación. La contrarreforma laboral aprobada por el Gobierno de Madrid, con el beneplácito de Bruselas -aunque ahora pida otra nueva vuelta de tuerca-, ha provocado un récord de paro que ha dejado la cifra de 1994 en buena en comparación con la actual. Una contrarreforma en la que la palabra que más aparece es “despido” no podía ser buena para el empleo.

Además, las medidas del Gobierno, aprobadas por la TROIKA, se han caracterizado por aumentar la recesión en el país, reducir las inversiones públicas, destruir el empleo público a un ritmo acelerado, reducir el gasto en I+D+i (todo lo contrario a lo propuesto por la Estrategia 2020). La deuda pública ha aumentado con la caída de los ingresos del Estado y con el trasvase de la deuda privada bancaria a la pública (fundamentalmente, aunque no sólo, las antiguas Cajas de Ahorro).

También se ha producido una destrucción acelerada de numerosas PYMES, ya sea por impagos de la Administración Pública, ahogadas por las deudas, por la falta de financiación o por la falta de ingresos. En el panorama laboral se ha producido un desplazamiento de los contratos indefinidos por los contratos temporales, o incluso por las tristemente famosas “prácticas no remuneradas”, que es una forma de explotación encubierta, por no hablar de haber dado todo el poder a los empresarios en materia de contratación, “negociación”, y facilidades para despedir, mientras se ha atacado a los sindicatos. Como último añadir que la represión salarial ha sido la norma (devaluación interna), con caídas espectaculares de las rentas del trabajo que han ido a parar a las tasas de ganancia del capital.

En este contexto se ha producido un ataque sin precedentes a la Educación Pública en forma de reducción de becas, aumento espectacular de las tasas de la Universidad, como la reducción de proyectos de investigación, mientras se tratan de promover las becas renta, siguiendo el pésimo ejemplo chileno, produciéndose la expulsión de numerosos universitarios de las facultades por falta de recursos.

Por la misma línea ha ido la política (anti)científica del PP, con reducciones presupuestarias enormes, fin de proyectos por falta de personal, o de financiación, o ambas, y despidos de investigadores, que han lanzado por la borda numerosos proyectos ya comenzados que difícilmente serán recuperables.

Por lo tanto, si la empresa privada no crea empleo, sino que lo destruye -más con las facilidades puestas por el Gobierno- y la empresa pública y el Estado destruye empleo, ¿quién crea empleo en España? Y cuando se crean algunos puestos de trabajo, ¿de qué calidad son? Esas respuestas no están reflejadas en las estadísticas oficiales del INE ni de EUROSTAT.

Con ese contexto la pobreza se ha multiplicado en España, afectando al 25% de la población española, por no hablar de los 9 millones de personas en la exclusión social, o el 1,5 millones en la pobreza absoluta, esto por supuesto ha afectado a los jóvenes que han optado por volver a la escuela (los que habían salido cuando la burbuja inmobiliaria atraídos por el empleo de baja cualificación y bien pagado), continuar con los estudios -aunque con muchas dificultades-, trabajar en negro, trabajar como becario mal remunerado durante años o sin remuneración, o emigrar, si tienen la suerte de tener un pequeño capital.

La realidad, tozuda, desmiente las buenas intenciones de la UE. En 2020 no se cumplirá ninguno de los puntos propuestos en la Estrategia 2020 en España, ya que el camino propuesto por ésta, y seguido por nuestro Gobierno, se dirigen en la dirección contraria.