Opinión
Proteger a los pobres
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- Publicado: 16 Marzo 2015
Artículo de opinión de Javier Madrazo publicado en el CORREO, marzo 2015.
“No llevar el pan a casa nos roba la dignidad”. Estas palabras, pronunciadas por el Papa Francisco, en un encuentro celebrado con trabajadores y pequeños empresarios en la región italiana de Molise, situada entre los Apeninos y el mar Adriático, no desvela ningún secreto porque todas las personas somos conscientes de esta realidad, pero si contribuye a poner el dedo en la llaga de una gran verdad, que en muchas ocasiones olvidamos. La reflexión del Papa no ha tenido el mismo eco que han merecido otras declaraciones suyas, aunque, en este caso, sí merecen atención especial porque cuestionan de lleno el modelo de desarrollo actual, que está en el origen de la desigualdad y el empobrecimiento de una parte importante de la población.
Vivimos un año marcado por sucesivos procesos electorales, que nos brindan la oportunidad de conocer los programas de las diferentes opciones políticas. El empleo está en el centro de todas las propuestas, pero ninguna de ellas es percibida como sincera por la ciudadanía. Son muchas las personas, especialmente jóvenes y mayores de 45 años, afectadas por el drama del desempleo, que han perdido toda esperanza de encontrar un trabajo en el corto o medio plazo. Hablamos de más de cinco millones de hombre y mujeres en España, prácticamente la mitad inscrita en el paro desde hace más de dos años. La situación empeora si tenemos en cuenta que sólo una de cada tres personas de este colectivo percibe una prestación social por desempleo.
Me consta que no es fácil abordar un fenómeno complejo de tal magnitud y menos aún solucionarlo. Sin embargo, creo que si hubiera voluntad y compromiso por parte de quienes tienen la competencia si sería posible implementar políticas e impulsar medidas eficaces que estimulasen la economía y facilitasen la creación de puestos de trabajo. Mientras tanto, resulta imprescindible tejer una red social sólida que limite el impacto del empobrecimiento en grupos cada vez más amplios y vulnerables. Lamentablemente, no es así. La austeridad impuesta frena la productividad y el crecimiento, la pérdida de confianza en el futuro reduce el consumo y los recortes decretados desmantelan un estado del bienestar, que en España antes del estallido de la crisis estaba aún en proceso de desarrollo, lejos de su consolidación.
El Gobierno del Partido Popular intenta negar esta evidencia con discursos triunfalistas, que responden a un obvio interés electoral, aunque chocan frontalmente con el día a día de millones de personas, que no se ven reflejadas en el país que Mariano Rajoy ha dibujado, o más bien ha soñado, con motivo del debate del Estado de la Nación. Sus mensajes quedan desmontados uno a uno en el último Informe elaborado por Cáritas Europa, con fecha del mes de febrero, en el que se analizan con detalle indicadores de pobreza y privaciones en países miembros de la Unión, entre ellos España. Las conclusiones del estudio no dejan lugar a dudas: la cohesión social se resquebraja y el desafecto en relación con las instituciones aumenta por su incapacidad para garantizar los servicios públicos esenciales y generar empleo.
Se podrá decir más alto, pero nunca más claro. Sin embargo, quienes deben prestar atención a voces autorizadas como Cáritas Europa hacen oídos sordos a sus recomendaciones, que terminan por pasar desapercibidas para la opinión pública, aunque encierren grandes verdades, que han de ser escuchadas y atendidas. El futuro de la Unión Europa sólo se puede construir desde la adhesión de la ciudadanía a un proyecto compartido en que el sientan que sus aspiraciones son respetadas y tomadas en consideración. Evidentemente, no es el caso actual. Nadie quiere formar parte de un grupo o una comunidad que le castiga y le condena a la exclusión. Los responsables de la Unión Europea no pueden ser ajenos a esta situación si pretenden consolidar un proyecto creíble, en el que las personas confíen porque les oferta seguridad. El título del estudio realizado por Cáritas Europa, "Pobreza y desigualdades al alza: La única solución que se necesita son sistemas sociales", evidencia la prioridad de impulsar políticas viables, que prioricen el bienestar y la justicia sobre la austeridad y el poder de la oligarquía empresarial y financiera. Resulta imposible comprender cómo la deuda bancaria se ha transformado en deuda soberana y, en cambio, no hay recursos suficientes para facilitar unos ingresos mínimos a toda la población y hacer frente sin demora al drama humano de los desahucios. Quienes en la Unión Europa toman ahora las decisiones lo hacen siempre con intención y respondiendo a unos objetivos fijados, que no se corresponden con el mandato para el que fueron elegidos. El Papa Francisco le ha recordado a Angela Merkel, quien como Mariano Rajoy y otros muchos lo han olvidado, cuál es la verdadera razón de su trabajo: “Proteger a sus pobres”. Los ricos no lo necesitan.