Opinión
¿Cómo que no hay dinero?
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- Publicado: 21 Mayo 2012
Nuestro Ayuntamiento padece una crisis económica más grave que la de las otras capitales vascas. Entre otras causas por la deuda municipal, que es mayor, y nos exige destinar una importante cantidad de recursos presupuestarios a pagar sus intereses y amortización. Nuestra incapacidad por conseguir más ingresos corrientes y el incremento paulatino del gasto, hace olvidar la posibilidad de financiar las inversiones con recursos propios.
Además, la transferencia que nos da la Diputación vía Fofel, ha sido este año, otra vez, superior a lo que nos corresponde y tendremos que devolver los millones de exceso de esa financiación. Millones no presupuestados y que tendrán que salir del recorte de varias partidas del presupuesto del Ayuntamiento.
Por si fuera poco, para el año que viene, las transferencias a los ayuntamientos que están en el borrador del Presupuesto Foral para el 2012 son equivalentes a las que nos dieron en el 2010.
¿Qué Plan Anticrisis propone nuestro Alcalde? Este mes se acaban de aprobar las Ordenanzas Fiscales de Vitoria-Gasteiz para el 2012. Maroto, listo como el que más, anunció que no iba a subir los impuestos municipales. Pero dejaba abierta la puerta a futuros consensos para alcanzar la mayoría necesaria para aprobarlas en Pleno. Claro, lo que el Alcalde acababa de anunciar es que serán otros los que le obliguen a votar a favor de unas Ordenanzas Fiscales que incorporen un aumento de la presión fiscal municipal. Todo un juego malabar, que tan bien practica Maroto y que tan buenos resultados le da.
Es curioso cómo recaudar impuestos tiene tan mala prensa y, por el contrario, nos encanta la calidad de vida y los servicios públicos que se disfrutan en los países que pagan más impuestos que nosotros.
No quiero ser calificado de catastrofista y estoy convencido que hay una salida a este descenso de recursos propios y de transferencias de la DFA. No está en políticas de reducción de la calidad de vida de las personas mediante recortes de gasto. Me refiero al fraude fiscal. Se trata de combatirlo con todos los instrumentos con que cuenta la Administración. Hay que lanzar la campaña definitiva contra el fraude dotándonos de los recursos técnicos y humanos necesarios para alcanzar este fin.
No hay que aprobar ninguna ley ni Norma Foral. Se trata de perseguir a los que no las cumplen. Sería impensable imaginar que un atracador, secuestrador, asesino, etc., estuviese viviendo en libertad entre nosotros, y que la autoridad no lo persiga por sus delitos. Bueno, pues los delincuentes fiscales campan a sus anchas a nuestro alrededor.
El Ayuntamiento y de la Diputación quieren ajustar sus cuentas recortando el gasto, pero se niegan a mejorar la capacidad de aumentar los ingresos con una política fiscal más justa y progresiva, haciendo que paguen más los que más tienen. Las rentas del trabajo (IRPF) no tienen prácticamente posibilidad de defraudar. Dónde se pierde el control es entre los profesionales y empresarios.
La economía sumergida en Euskadi está en torno al 20% del PIB vasco, unos 13.000millones de euros que si tributasen generarían 3.700 millones de euros para las tres diputaciones. Las autoridades estiman el fraude fiscal en 2.000 millones de euros en Euskadi. Con esta cifra se pagarían todas las ayudas sociales durante siete años.
Ahora que el Alcalde crea la policía del censo para luchar contra el fraude en el cobro de 18 ayudas sociales, ampliemos la apertura de la veda al defraudador hasta alcanzar a los que nos defraudan tanto. Sus apellidos serán más familiares y fáciles de pronunciar que los africanos.
Tenemos una montaña de euros delante de nosotros y no la vemos, porque nos la esconden. Tenemos capacidad de recaudar mucho más a los que tienen más y pagan menos. Una sociedad sin respeto a las normas fiscales no podrá mantener un bienestar colectivo perdurable. La lucha decidida contra el fraude nos permitirá alejarnos de un modelo injusto, en que los asalariados seremos los que mayoritariamente soportemos la financiación de los gastos públicos.
Decía hace años el grupo rockero Asfalto, “ ven Capitán Trueno haz que gane el bueno, ven Capitán Trueno que el mundo está al revés.” Pues eso, no seamos cómplices con nuestro silencio.