Opinión
Corderos rebeldes
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- Publicado: 26 Febrero 2014
Artículo de opinión de Honorio Cadarso Cordón
En mala hora cantó un tal Victor Manuel desde los lagos de Enol de su Asturias aquello de que "Aquí cabemos todos, o no cabe ni dios". Porque parece ser que todos los corderos encerrados en el redil de Africa han hecho suyo el slogan del asturiano, y se empeñan en reventar las vallas de Ceuta y de Melilla, y en saltar por encima del mar de Lampedusa, y meterse en esta Europa nuestra de los lobos, custodiada por los mastines de Carabineros y Tricornios.
Dicen que estos días han matado a quince corderos en Ceuta, y que en Melilla han saltado las vallas erizadas de cuchillas ochenta corderos, y que quedan a la espera de nuevas oportunidades 30.000 corderos más acechando desde el Gurugú y desde las afueras de Ceuta.
La cosa viene de lejos, los corderos ya no son lo que eran. Empezó aquel legendario Kunta Kinte televisivo, luego unas corderas descaradas se empeñaron en viajar en los mismos medios de transporte que los lobos de las llanuras americanas. Y un Mohamed Ali se alzó con el cetro mundial del boxeo, y cientos de corderos morenos dominaron la NBA, y un cordero llamado Martin Luther King dijo: "He tenido un sueño..." y lo mataron a balazos.
Y luego vino un tal Nelson Mandela que se empeñó en que lobos y corderos debían convivir iguales en derechos en Sudáfrica, y un obispo, cordero él también, Premio Nobel, de nombre Desmond Tutú, le defendió, y también le defendió el Fidel Castro de Cuba y muchos más, y consiguió dejar fuera de la ley el apartheid de los boxers.
Y aquellos polvos trajeron estos lodos, ahora cientos de corderos atacan en manadas desde las puertas que tiene abiertas Europa al continente-cárcel- redil de corderos que llamamos Africa, y reclaman un puesto de trabajo y un lugar en la sociedad del bienestar. Porque en el redil donde el Primer Mundo los tiene encerrados no tienen más porvenir que morir de hambre malaria, VIH y desempleo.
Y saltan la valla, y cruzan el mar con el grito del asturiano Victor Manuel: "Aquí cabemos todos, o no cabe ni dios". Y no les importa morir ahogados o balaseados con su grito en los labios, encaramados en lo más alto de las vallas erizadas de cuchillos, o flotando en salvavidas improvisados sobre las aguas del Estrecho de Gibraltar.
La historia probablemente está a su favor, como se puso a favor de los corderos capitaneados por Kunta Kinte, Mohamed Ali, o Martin Luther King, como se puso al lado de Nelson Mandela.
Porque todo ser humano que viene a este mundo trae debajo del brazo la Carta de Derechos humanos, y porque la tierra es la casa de todos, y si queremos vivir en paz, todos estamos obligados a garantizar a ltodas las personas una vida digna. A poder ser en su propio país, cuyas riquezas y recursos debemos respetar. Porque los diamantes, el petróleo, los recursos pesqueros, los minerales del subsuelo, los acuíferos y las tierras cultivables les pertenecen a ellos, y no tenemos ningún derecho a entrar a saco en sus países y llevarnos todo gratis y por la brava. Y si se los robamos o malpagamos, tienen todo el derecho de reclamar unos medios de vida y un lugar donde poder vivir.