Euskadi
Dolores Ibarruri "CORAZÓN DE MINA VASCA / LATIDO DE LA CALLE"
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- Publicado: 28 Marzo 2019
EL HOMENAJE A DOLORES IBARRURI EN BILBAO FUE UN YACIMIENTO. Escuchamos en directo las palabras de su nieta Lola Ruiz Ibarruri y las de Javier Madrazo, y leímos las de Julio Anguita y Antonio Álvarez-Solís. Y nos enteramos, por Ameli, del Museo Minero, que desde hace casi treinta años, Pasionaria fue enterrada en Madrid con un saco de tierra mineral vasca, extraída del corazón de las minas de Gallarta.
No todo está escrito en los libros o en los periódicos. La vida es más amplia y está llena de episodios hermosos, que por sí solos albergan grandeza poética. Siempre está por vivirse, primero, la vida, y por escribirse después.
Algo más de ochenta personas acudimos ayer a tan sencillo como hermoso homenaje. Lo había organizado Orain Actúa en la sede de Ezkerra-Berdeak en Bilbao, con la presencia de Lola Ruiz Ibarruri, la nieta de Pasionaria y del minero Julián Ruiz. Para el acto, pedimos unas palabras escritas a Julio Anguita y al periodista Antonio Álvarez-Solís. Al mismo se incorporó el cantante Enrique Florit, que interpretó la canción “El Abuelo”, de Víctor Manuel.
El homenaje se pensó como un desagravio a Dolores, cuya tumba fue profanada en Madrid el pasado 11 de febrero, cuando alguien vertió pintura blanca sobre el nombre de Dolores cual si intentara con ello borrar su nombre de la Historia.
“Para Pasionaria, que tuvo una vida tan apasionante como dura y difícil, la profanación de su tumba sería una pequeñez de la vida cotidiana - comenzó diciendo Javier Madrazo-. Nosotros mismos pensamos que un acto tan ruin y miserable no mancha la memoria o el coraje de Dolores Ibarruri, que luchó toda su vida por un mundo mejor”.
“Pero nada más tener conocimiento de ese hecho -añadió Madrazo- pensamos contrarrestarlo con este homenaje llamado “Amor in memoriam”, porque al igual que Pasionaria defendemos los Derechos Humanos. Y como ella, ponemos toda la pasión del mundo por la vida, la lucha por igualdad y las libertades”.
“No hace falta que diga que estamos ante una vasca universal, la más insigne del siglo XX. Dolores fue una mujer sumamente honesta y valerosa ante todas las pequeñeces de la existencia humana”.
“Su instinto revolucionario le ayudó a descifrar los mensajes de la Historia. A distinguir las voces de los ecos (como decía Machado). Ese instinto que permite detectar la injusticia, la mentira, la arbitrariedad…”
“¿De dónde salió todo aquello, dónde se forjó Pasionaria? – se preguntó Madrazo- En Bizkaia, en su cuenca minera sin duda. Al lado de Julián Ruiz, un minero combativo, metido hasta el cuello en las luchas reivindicativas de su tiempo”.
Tras las palabras de Madrazo, habló Lola Ruiz Ibarruri, que comenzó refiriéndose por igual a su abuela Dolores y su abuelo Julián Ruiz.
“Dos personas que hace cien años levantaron su voz para que la vida sea hoy mejor”
Lola recordó a Dolores Ibarruri como hija, hermana, esposa, madre y abuela. “Ella nos ha legado varias lecciones: las públicas, advirtiéndonos que la política no puede ser el arte de marear, sino un instrumento para facilitar la vida a la gente que lo pasa mal… Ya dijo en 1938 ante las Brigadas Internacionalistas que los políticos han de abandonar sus ambiciones personales”
“Y la lección humana, siendo para todos, y también para los suyos, cálida, protectora, responsable con los que sufren… ella que vivió sin luz y sin agua, que tuvo que enterrar a cuatro de sus seis hijos cuando aún eran pequeños… Era de una enorme fuerza, y de una enorme generosidad”.
“La de Dolores es una vida marcada por la ternura y la renuncia”, diría su nieta Lola.
Julio Anguita nos había pedido que se leyeran las palabras que dedicó a Pasionaria en su funeral, el pasado 16 de noviembre de 1989, ante unas 200.000 personas en Madrid, poco antes de que enterraran sus restos mortales en el cementerio civil de la Almudena.
“Mujer, cuánto has hecho por tus compañeros. Mujer, qué ejemplo para mujeres y hombres. Mujer, qué fragancia de firmeza”, se volvieron a pronunciar las palabras de Anguita, en la voz de Julio Flor.
“Dicen, Dolores, que has muerto. Qué tontería. Pervives en cada uno de los que te quieren y ¡son tantos! En cada imagen de humana nobleza, en cada gesto de llaneza austera, en cada palabra de afirmación en la justicia, en cada voz de rotundidad sonora”.
“Diputada Ibarruri, tú has ennoblecido el ejercicio de la política institucional. Ejerciste en el Parlamento un magisterio que nos obliga. Llevaste allí el latido de la calle, y ese pulso, por la fuerza de tu fuerza y de tu ejemplo lo hizo más cercano a la fuente que debe su legitimidad: el pueblo”.
Tras las palabras de Anguita, muy aplaudidas por tod@s los presentes, Julio Flor leyó el texto de Antonio Álvarez-Solís.
“Dolores, yo te llamé siempre “La Pasionaria”, como tantos españoles honrados, con la esperanza de que el pueblo retome apasionadamente la lucha”.
“Luchar con pasión, porque la libertad no es un artículo de diseño sino una tentación de vida; porque la razón humana es un resto de la razón divina y, por tanto, su uso se diría que debe tener un severo trato litúrgico.
“Luchar con pasión, para redistribuir la mayor cantidad posible de bienestar y de esperanza sólida e inmediata.
“Luchar como Pasionaria, porque la grandeza está en ordenar la discreta casa en que no sienta frío la igualdad, en que se distribuya bien el trabajo y sus frutos y en que podamos decir la hora a nuestros hijos en la lengua que nos transmitieron sus abuelos.
“Añadamos desde el alma: la Pasionaria es la flor que representa esa lucha, la lealtad y la fe. Eso era ella”, fueron las últimas palabras escritas por Álvarez-Solís para el homenaje de este miércoles de primavera.
La vida de Dolores es un yacimiento. A nada que se excave, se encuentra la inspiración para el presente y el futuro.
“Dicen, Dolores, que has muerto. ¡Qué tontería!”.