Euskadi
La Soberanía Alimentaria, una propuesta alternativa al modelo capitalista
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- Publicado: 23 Diciembre 2019
EZKERRA BERDEAK, en el marco del ciclo de conferencias Bidezko Mundua, ha celebrado este martes 17 de diciembre un nuevo encuentro, en esta ocasión, para abordar el ámbito y realidad del proceso alimentario.
Paul Nicholson, baserritarra, defensor de la Soberanía Alimentaria, con un pasado importante en el sindicato agrario vasco EHNE y miembro destacado de la Vía Campesina y Tasio Erkizia, político, psicólogo y defensor de nuevos modelos de producción y consumo desde una alianza directa y clara baserritarra-consumidor, han sido los encargados de abordar el tema bajo el titulo ¿Sabes lo que comes?
Ambos cuestionan el sistema actual de producción y consumo alimentario por ser insano, injusto y por las ruinosas consecuencias que está teniendo en la agricultura campesina familiar. Frente a esto, Nicholson y Erkizia revindican el derecho de los/as ciudadanos/as, de los/as consumidores/as, a saber y decidir qué come, quien lo produce, cómo y en qué contexto político, social y laboral. Ambos apuestan por un nuevo modelo de producción y de consumo, por alianzas y sinergias que permitan que la comida pase de ser un negocio a ser un servicio gestionado democráticamente.
“El modelo productivo neoliberal está generando la gran bancarrota del mundo rural”.
Paul Nicholson comenzó su intervención asegurando que el modelo de alimentación global está en crisis. “Nunca jamás en la Historia ha habido tanta gente mal nutrida y desnutrida. Se habla de un tercio a un cuarto de la población mundial que está mal nutrida o desnutrida. Básicamente, la desnutrición es en el mundo rural y la malnutrición es en el mundo urbano”.
En su opinión, esto es consecuencia directa de políticas específicas que han mercantilizado la producción alimentaria, los alimentos y toda la cadena alimentaria. “Los acuerdos de libre comercio, la mercantilización del modelo de sociedad nos han llevado a este contexto.
Según la FAO, organismo de la ONU que gestiona el área de la alimentación, el 35% de la población mundial es campesina, el 70% de los agricultores locales alimentan el campo y solamente el 30% de los alimentos es producido por la agro-industria, por el modelo intensivo que ocupa la mayor parte del territorio del planeta y produce básicamente los cereales transgénicos: maíz y soja.
Este modelo productivo está generando la gran bancarrota del mundo rural. La España vaciada es una consecuencia directa de un modelo productivo errático que ha generado una migración básicamente campesina. Otro efecto es el Cambio Climático. Más del 55 % de los gases que calientan el planeta tienen que ver con este modelo de alimentación globalizada.
Ante esto, se proponen soluciones falsas, la principal propuesta que hay es que se mercadee los bonos del carbón, la posibilidad de contaminar y que eso tenga un valor financiero y que se pueda repartir entre las propias empresas. Eso es un fraude, eso no tiene que ver nada con las razones principales que causan el calentamiento del planeta.
No hay soluciones técnicas ni tecnológicas. Lo que hay que hacer es un cambio sistémico de maneras de producir y consumir.
Como ciudadanos, hemos perdido el control sobre los alimentos, el control de cómo se produce, quién lo produce, a cuánto, en qué condiciones laborales, sociales y también de salud. La lucha sobre agro-tóxicos no tiene mucha visibilidad, pero es uno de los efectos principales de un modelo agroquímico, intensivo. No hay un control ni en Europa de lo que comemos, las agencias de control son voluntarias, estan regidas por personas que han trabajado anteriormente en las propias empresas o ministerios, de tal manera que hay un interés entre todos para mantener el contexto tal cual.
Ante este contexto de crisis alimentaria, ha surgido en los últimos 20 años una propuesta de los movimientos sociales, que es la Soberanía Alimentaria, una propuesta alternativa al modelo capitalista.
Antes se hablaba del derecho a la seguridad alimentaria, el derecho a comer alimentos sanos pero a través de una gestión de Mercado.
Frente a este modelo está la Soberanía Alimentaria planteada como el derecho de los pueblos a determinar las políticas alimentaria, a poder regular la importación y exportación, los precios y el acceso a alimentos sanos, es la defensa clara de un modelo de producción agro-ecológica que pregona un modelo diferente de consumo. Un modelo de agricultura de pequeña escala, a nivel local donde sean los ciudadanos y ciudadanas quienes controlen la producción, el consumo y el proceso de decisión y claramente hoy eso no se da.
Las políticas alimentarias defienden hoy principalmente un modelo agroquímico intensivo, de capital, con menos empleo, con menos calidad alimentaria, más globalizado y ligado a los intereses de las multinacionales. Tenemos que revertir hacia una ciencia más agroecológica.
A nivel del Estado no existe una formación agroecológica, no hay una facultad de agroecología o agricultura ecológica… “toda la ciencia, la tecnología, la formación va hacia ese modelo intensivo. Las subvenciones van dirigidas a quien más produce. No hay prácticamente subvenciones a la agricultura pequeña y a la ecológica y orgánica”.
Si la ONU y la FAO manifiesta y reitera que producir barato no es consumir bien, Paul Nicholson añade que no se puede producir una alimentación sana y barata, que no es posible.
“Tenemos que tener una visión de control democrático a lo que comemos, un control mucho más político y mirando hacia el mantenimiento de una agricultura campesina local y ligado a un consumo donde nosotros como consumidores podamos controlar todo”.
Alianzas y sinergias baserritarra-consumidor/a
Tasio Erkizia comenzó su intervención reconociendo que si bien es cierto que la izquierda en el siglo XX siempre tuvo muy presente que para cambiar la persona hay que cambiar las estructuras de la sociedad, poco ha hablado y reflexionado también del cambio de las personas. Es ahora, en el siglo XXI, en un momento en el que es tan difícil hacer esas revoluciones que fueron posibles en otros tiempos, cuando desde la izquierda se pueden ofrecer cambios pequeños que pueden acabar siendo grandes proyectos para otro modelo de sociedad, un modelo utópico pero posible y con perspectivas de futuro.
Uno de esos campos es el ámbito de la alimentación donde, por cierto, en Euskal Herria desde hace años se están haciendo esfuerzos importante y se están llevando a cabo iniciativas muy interesantes (Labore, Ganekop...etc).
Más allá de modas supuestamente “ecológicas” que responden a los intereses de las multinacionales, hay tres modelos alternativos: las cestas que directamente sirven los baserritarras a un núcleo de consumidores; un modelo un poco más desarrollado en el que varios baserritarras se unen para ofrecen sus productos directamente a un consumidor y un tercer modelo: Laborde, una asociación de consumidores con un funcionamiento cooperativo que ofrece un servicio con precio justo, producto local y ecológico.
Su objetivo es concienciar y empoderar al consumidor para cambiar el circuito alimentario.
“Para ello, la alianza y sinergias entre el baserritarra y el consumidor son la clave. Los baserritarras organizados y nosotros en las ciudades organizados como consumidores podemos cambiar el modelo neoliberal imperante y hacer que la comida pase de ser un negocio a ser un servicio”.
“Porque hay datos que dan escalofríos: desde el año 2007, muchas de las empresas que se dedicaban al ladrillo han pasado al sector de la alimentación. De las 20 empresas más importantes del Estado español en el mundo de la alimentación, 13 están en manos de la banca”.
“Frente a una realidad que no nos gusta ni nos parece justa, optamos por el Hauzolan de una manera organizada, por un proyecto abierto, participativo, cercano. En este tema soy optimista porque creo en el empuje de la gente. Creo que hay sensibilidad.
Necesitamos ofrecer posibilidades concretas para que veamos que es posible construir otro mundo, un mundo distinto, un mundo mejor y mas justo”.