Euskadi
Manifiesto 1ª de mayo 2013
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- Publicado: 29 Abril 2013
El 1º de Mayo es una fecha de reivindicación y reconocimiento, de expresión de valores y de exaltación democrática.
Ezker Batua Berdeak reivindica el trabajo como una fuente de valor. Mantener a seis millones de personas fuera del trabajo es un crimen social y político, inaceptable en una democracia verdadera. Por eso, el 1º de Mayo de 2013 tiene que expresar la indignación de la ciudadanía con una casta política y empresarial que busca satisfacer los intereses de los acreedores y del capital a costa de empobrecer al pueblo y arrebatarle la posibilidad de llevar una vida digna.
Ezker Batua Berdeak reivindica el internacionalismo de la clase trabajadora, que es hoy una necesidad imperiosa en los países endeudados del sur de Europa. Solamente la voluntad compartida de la ciudadanía de todos los países de la periferia del euro (Irlanda, Portugal, España, Italia, Grecia, Chipre, Eslovenia, y Eslovaquia) será capaz de revertir la voluntad del capital y los burócratas de Bruselas, de los gobiernos, de hacer pagar a los trabajadores los desmanes de treinta años de neoliberalismo depredador.
Ezker Batua Berdeak reivindica la unidad de los trabajadoras y trabajadores; de los que lo fueron ayer y hoy son pensionistas a los que se recortan sus prestaciones; de los que lo son hoy y se les exige renunciar al fruto de su trabajo, y a muchos a su trabajo entero, para beneficiar a una minoría social poderosa; de los que lo quieren serlo mañana y solo se les ofrece un futuro de precariedad e incertidumbre. La unidad de toda la ciudadanía en torno a un programa alternativo es la condición que exige el momento para desenmascarar las mentiras del gobierno y sus voceros mediáticos: la crisis tiene solución, pero no a costa de destruir el presente y el futuro de las familias obreras, de empobrecer las capas medias y retrotraer los servicios públicos a la época del auxilio social y la beneficencia.
En Euskadi, Ezker Batua Berdeak reivindica que la unidad es aun más urgente, porque la división entre las organizaciones obreras solo sirve para facilitar que se siga imponiendo al pueblo el pago de unas deudas que no son suyas. La unidad de los trabajadoras y trabajadores en Euskadi es una necesidad imperiosa, porque el desafío al que nos enfrentamos no es el de las crisis de las décadas pasadas. Ahora está en juego el presente y el futuro de toda la población a la que se quiere empobrecer e inhabilitar para tomar decisiones sobre su vida personal y colectiva. Asistimos a un ataque a la democracia sin precedentes, ante el cual las disculpas para mantener las divisiones solo son argumentos cómplices del mayor ataque a la cohesión social y al bienestar colectivo que se ha producido nunca.