Opinión
El Paraíso perdido
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- Publicado: Viernes, 27 Septiembre 2013 12:55
Artículo de opinion. Honorio Cadarso Cordón
Los pastores vascos nos han regalado este fin de semana el precioso espectáculo de ovejas y perros jugando en el escenario de nuestras campas bajo la guía del ser humano como director de orquesta o apuntador, una remembranza nostálgica del paraíso, cuando personas, animales y medio natural formábamos con nuestra harmonía ese paraíso que nos cuenta la Biblia. En Alava hemos asistido a la fiesta de la vendimia. En muchos barrios hemos visto asto probak, gizon probak,...
Setiembre nos convida con fiestas parecidas aquí y allá, y, por desgracia, con espectáculos macabros en los que el ser humano tortura a los animales, y los bosques abandonados a su suerte, asfixiados de maleza seca, son pasto de las llamas. En Tordesillas acosarán y matarán al "Toro de la Vega", mientras en Segorbe, Castellón, una banda de caballeros escoltarán a seis toros desde los corrales hasta la plaza, o en docenas de plazas los espadas matarán seis toros y les cortarán orejas y rabos como trofeos. Pero en Galicia habrán ardido ya a estas horas más de diez mil hectáreas de bosque, culparán a pirómanos criminales, pero otros dirán que la culpa es de una sociedad que ha vuelto la espalda al medio natural y ha abandonado la limpieza de los montes.
Son distintas maneras de interpretar esa relación del ser humano con el medio natural. Antes de la máquina, antes del motor de explosión, convivían en nuestras casas con nosotros los animales de trabajo, las gallinas ponedoras. Segábamos la hierba con nuestras guadañas, comíamos la fruta de los árboles de nuestra huerta. Hoy, las máquinas y los supermercados se interponen entre nosotros y la naturaleza, hemos cerrado molinos de agua y de viento, azadas, guadañas, arados han quedado encerrados en museos...todo eso ha quedado en museos etnográficos.
Se ha producido un divorcio entre la naturaleza y el ser humano, y todos hemos salido perdiendo en este desencuentro. Nos quedan unos parques naturales alejados de nuestras ciudades, y unos pueblos y ciudades donde ya no hay olores de excrementos animales (salvo de perros...) pero la atmósfera está muchísimo más contaminada, porque las máquinas queman hidrocarburos y envenenan el ambien te con CO2 y otros productos...¿Lo llamaremos cambio de cultura? Lo llamaremos efecto invernadero, agotamiento de las energías renovables y del planeta?
La verdad es que podríamos haber corregido esta trayectoria suicida, haber integrado en una unidad harmónica y una convivencia pacífica la máquina con el animal, la actividad humana con el cultivo de la tierra, el trabajo en la fábrica con el pastoreo. La verdad es que algún inventor imaginativo ha inventado jardines en los techos de los autobuses urbanos para sanear la atmósfera de las ciudades, que unos pocos a los que calificamos de "hippies" o de ecologistas o de "pirados" siguen trabajando la tierra y comiendo de lo que cultivan ellos mismos, que unos pocos prefieren como deporte el trabajo de la tierra antes que las tablas de gimnasia en el polideportivo.
La realidad, pese a todo esto, es que el divorcio de los humanos con la naturaleza puede llevarnos a la extinción de la especie humanana por culpa deel agotamiento de las fuentes de energía, por falta de agua, por el calentamiento del planeta, por la desaparición del hielo en los polos. ¿Seremos capaces de instaurar, en este paraíso por construir, ese lugar de bonanza y fiesta que soñaron nuestros primeros padres?
Frente amplio de izquierda contra la crisis
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- Publicado: Martes, 30 Noviembre 1999 01:00
Artículo de opinión EL CORREO. 30 septiembre 2013. Javier Madrazo
España se tambalea. La ciudadanía vive entre perpleja, indignada e impotente ante el periodo histórico más oscuro desde la Transición democrática. Los valores y los principios en los que entonces quisimos creer hoy se han derrumbado. La corrupción sistemática, organizada y amparada por los poderes del Estado, ha quebrado la confianza en aquellas instituciones que precisamente deberían de ser el ejemplo de honradez, sobriedad y transparencia. Leer la prensa, escuchar la radio o ver los informativos de televisión se han convertido en un auténtico vía crucis para el ánimo.
Parece evidente que el dinero todo lo pervierte y quienes tiene acceso fácil a él nunca se dan por satisfechos. En realidad esta es la lógica del capitalismo: la acumulación del mayor número de recursos en el menor número de manos posible, mientras se impone como consecuencia el empobrecimiento de la población. El llamado “caso Urdangarín”, que alcanza de lleno a la Infanta Cristina y la propia Corona, amenaza la estabilidad y el futuro de la Casa Real, que no ha encontrado el respiro mediático que esperaba tras el escándalo Bárcenas y de los ERE.
Siempre nos contaron que el monarca Juan Carlos I era un monarca sin fortuna, a quien ayudaron a subsistir un grupo de fieles a la causa. Ahora sabemos que tiene fondos suficientes para prestar a su hija, 1.200.000 euros, que con toda seguridad serán calderilla en sus cuentas personales. Por supuesto nuca sabremos cual es el patrimonio del Rey, ni tampoco conoceremos su origen. La futura Ley de Transparencia, poco más que un eufemismo, quedará en papel mojado sino incluye la obligatoriedad de hacer públicos con carácter anual los bienes y propiedades de los miembros de la Casa Real que cobran el erario público.
La crisis de legitimidad alcanza de lleno a la monarquía con el misma virulencia que al Partido Popular o al PSOE, la corrupción sistemática, organizada y planificada, parece tan enraizada en el sistema que apelar a regeneración suena a utopía, máxime si son los responsables de estas prácticas delictivas quienes pretenden enarbolar esta bandera en un intento por exonerar sus culpas, pasar página y mantener en un futuro sus mismos privilegios y statu quo tras un lavado de cara. Nadie duda a estas alturas de los poderes del Estado-Ejecutivo, Legislativo y Judicial- han sido conocedores, cuando no partícipes por acción u omisión, de actitudes reprobables, en lo que bien parece un complot orquestado para propiciar el enriquecimiento de las élites dirigentes, en las que se incluyen la Corona, las cúpulas de los partidos políticos y la banca.
Hay razones fundadas para la indignación, cuando no para la ira, pero en honor a la verdad debemos admitir que la sociedad española está dando muestras de una paciencia infinita, que también puede ser interpretada como muestra de impotencia. Sólo así se explica que en un contexto como el actual, en el que el desempleo, los recortes y las privatizaciones de los servicios públicos condenan a millones de personas a una situación de extrema vulnerabilidad, el descontento no estalla en nuestras ciudades. Es más, la respuesta ciudadana cuando surge, es siempre pacífica, caso del Movimiento 15M o las Mareas Ciudadanas, por ejemplo, y sus reivindicaciones se centran en la profundización de la democracia, la participación y la justicia social.
Esta actitud cívica es el contrapunto a los abusos cometidos por quienes han ejercido el poder desde la prepotencia, pensando en el bien personal y no en el interés general. Todas las encuestas coinciden en constatar la desconfianza ciudadana en relación con las instituciones más representativas del Estado y de la pérdida de credibilidad de la política y quienes se dedican a ella. Sin embargo, una vez más, la sociedad española, dando muestra de una gran madurez, no busca salidas falsas a esta crisis de legitimidad sino que apela a la defensa del compromiso público, y la corresponsabilidad, la solidaridad, y el respeto a los valores y principios que se presuponen a una democracia avanzada, aunque en nuestro caso, estos hayan sido vulnerados.
En este escenario la izquierda, y no hablo de siglas, sino de ideología, se presenta como una alternativa, no sólo viable sino deseable. Izquierda Unida presenta una importante tendencia al alza, pero sus dirigentes no generan ni el discurso ni la ilusión que cabría esperar. Sus expectativas de voto tienen su origen en el descrédito ajeno y no en los méritos propios. Es preciso avanzar hacia la constitución de un frente amplio que aglutine a las fuerzas y movimientos sociales que representen hoy a la izquierda alternativa y ciudadana en el Estado, poniendo especial atención en las personas más jóvenes, en los colectivos más comprometidos y en los más afectados por la ofensiva neoliberal. Izquierda Unida tiene un papel muy importante que jugar en esta dirección, pero para ello tiene que actuar con voluntad sincera de diálogo y generosidad suficiente para compartir espacio, planteando convocatorias abiertas y no excluyentes, es decir, no sólo a los de su “órbita”.
Si su dirección, hoy copada por el “aparato” del Partido Comunista de España, no renuncia al intento de monopolizar ese proceso de convergencia, se podrán obtener mejores resultados electorales, pero se estará perdiendo una ocasión histórica de debilitar seriamente el bipartidismo y de hacer de la izquierda anticapitalista, ecosocialista y plurinacional, una verdadera alternativa de lucha y de gobierno. Son muchas las voces que reivindican un acuerdo de esta naturaleza, que conecta además, con el sentir de una parte importante de la población que demanda referentes políticos éticos, que tengan por bandera la integridad, fiabilidad y vocación social.
Obama, Putin, Bergoglio
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- Publicado: Martes, 30 Noviembre 1999 01:00
Artículo de opinión Honorio Cadarso Que nada, que he soñado esta noche que se reunían en Damasco, capital de Siria, el Obama, el Putin, y el Papa Francisco, y decidían cambiar el ataque de los americanos a Jafez El Asad por unas cuantas noches de fuegos artificiales, dragones chinos y fallas valencianas para celebrar la paz entre cristianos occidentales y musulmanes petroleros... !Menos mal que la pesadilla termina bien! ¿a quién se le ocurre apagar un fuego con más fuego, añadir más guerra a una guerra que cuenta ya entre muertos y exiliados a millones de ciudadanos y niños indefensos?
Pues al gran líder de Occidente, Barack Obama, con el visto bueno de casi todo el G-20, incluído nuestro Rajoy; con la consabida réplica del Putin ruso, que aspira a liderar o patrocinar a los países árabes, y promete ayudar a los del otro bando, los de Jafez El Asad... Y menos mal que el Papa Bergoglio ha organizado una vigilia de oraciones por la paz a la que se han adherido mezquitas y creyentes musulmanes...
Que por cierto, el Papa Bergoglio haría bien en barrer su propia casa llamada iglesia de Jesucristo; porque malas lenguas comentan por esas redes sociales que una de las empresas más prósperas en el mercado mundial de armas, la italiana Beretta Holding S.A., está financiada por la banca del Vaticano, la IOR. Lo cual podría no ser del todo cierto, pero de todos modos la industria de la guerra es una de las más boyantes y rentables del mundo actual, y uno tiene derecho a suponer que los inversores de la Banca Vaticana invierten allá donde hay más margen de beneficio, como cualquier capitalista...
Es como lo de esos Juegos Olímpico-nucleares que nos van a montar para el año 2020 al lado de Fukushima, que de repente todos los atletas y deportistas del mundo van a pasar de un viajecito al país de las favelas, a dar un poco de alegría y entretenimiento a los suburbios de Rio de Janeiro, a tomar baños de energía nuclear y beber agua contaminada con los desechos de Fukushima y comer pescado nuclear...
Que cuanto mejor que se hubiesen quedado en Estanbul con los turcos entre tercermundistas y emergentes, ese noble pueblo mitad musulmán mitad cristiano, mitad europeo mitad asiático, con su plaza Taxhim y su Bósforo, con sus oriundos Ozil y Khedira y tantos otros futbolistas que triunfan en Europa...
O si no, ¿por qué no? en Madrid, la capital mundial de las privatizaciones sanitarias, de la corrupción y el desempleo, la mantilla y la pandereta... Pero en fin, este es el mundo que nos ha tocado vivir, si no le ponemos remedio.
Salvador Allende en el recuerdo
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- Publicado: Miércoles, 11 Septiembre 2013 17:59
Artículo de opinión de Lois Pérez Leira
Hace cuarenta años -el 11 de septiembre de 1973-me enteraba por la radio de la triste noticia del golpe de estado contra el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. La misma conmocionaba a todo el mundo progresista, muy especialmente en la argentina. Si bien era una noticia que no nos cogió por sorpresa, ya que la conspiración norteamericana era descarada. Lo cierto es que siempre alentábamos que Allende pudiera revertir la situación de desestabilización. Por aquellos años residía en la argentina donde militaba en la juventud comunista. En ese momento presidia la Confederación Argentina de Estudiantes Secundarios. Algunos meses antes nos habíamos volcado a las calles de Buenos aires para recibir a “Chicho” como cariñosamente se lo conocía al presidente socialista. Había llegado al aeroparque de la ciudad un día antes de la asunción del presidente Campora el 25 de mayo. La argentina estaba conmocionada, dejaba atrás a una dictadura y el pueblo había logrado el retorno del general Perón y una aplastante victoria popular. Para participar de la asunción del representante de Perón viajaron especialmente Osvaldo Dorticos presidente de Cuba y Salvador Allende de Chile. Ya en el aeropuerto miles de personas lo estábamos esperando para darle la bienvenida. Recuerdo que repartieron unas fotos impresas con su rostro y su firma que por muchos años guarde con especial cariño. Por la tarde una manifestación multitudinaria se manifestó por los parques de Palermo hacia la embajada de Chile, donde Salvador Allende nos dirigió la palabra desde el primer piso de la mansión diplomática. Allende y su revolución pacífica era parte de la esperanza de la izquierda latinoamericana que creía que podía ser posible la forma pacífica de la transición al socialismo. El presidente chileno a pesar de ser parte del Partido socialista era un hombre de formación marxista, amigo del Che y de Fidel.
Fue uno de los impulsores en la Tricontinental celebrada en Cuba y el mentor de la creación de la organización OLAS, de coordinación de los movimientos revolucionarios de América latina. Al otro día de su llegada el 25, se iba a producir uno de los acontecimientos más importantes de la historia contemporánea de la argentina dos presidente Osvaldo Dorticos y salvador Allende oficiaban de notarios de la asunción del Presidente Héctor Campora que presidio “La breve primavera argentina”.
Aquel paso de Allende por la argentina fue esencial para profundizar los lazos de amistad de ambos pueblos. Unos meses después la derecha reaccionara al mando de Pinochet ejecuta el sanguinario golpe de Estado. Durante los primeros dos días las noticias que llegaban eran contradictorias, algunos medios señalaban que en Valparaiso los obreros resistían con valentía con las armas en la mano. Con el trascurrir de las horas nuestra esperanza se iba diluyendo. A pesar de ello cientos de miles de argentinos salieron a la calles para solidarizarse con el pueblo chileno. Nunca en la historia solidaria de este país se dio un fenómeno semejante. Al grito de Chile no se rinde!!! Vamos chile carajo! ¡ Se siente se siente Allende está Presente!, las calles de toda la argentina hacían sentir su solidaridad antiimperialista.
Aun hoy retumban estos gritos esperanzadores en mis oídos. Recuerdo las lágrimas y los abrazos de los compañeros frente al edificio del Congreso de Buenos Aires. ¡Vamos chile carajo! Era un solo grito.
Meses después en enero de 1974 encabece una manifestación de estudiantes secundarios en la villa turística de Miramar. La misma tenía como objetivo la solidaridad con Chile. Luego de algunas provocaciones de la derecha local. Termine detenido con otro compañero, pasando la noche en una comisaria de la ciudad. Creo que fue la detención, con la que me sentí más orgulloso. Después de 40 años de que los EEUU provocaron este golpe de Estado con las consecuencias de muertes y violaciones de los derechos humanos por todos conocidos, el pensamiento socialista, antiimperialista y revolucionario de Salvador Allende (que nada tenía que ver con la socialdemocracia), está más vigente que nunca.
¡Se siente! ¡se siente! ¡Allende está Presente!
Inmigración y extrema derecha
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- Publicado: Jueves, 07 Noviembre 2013 10:49
Artículo de opinión. Javier Madrazo Lavín publicado el CORREO, 6 Noviembre de 2013
“La historia demuestra que, en coyunturas críticas, reconocer las reclamaciones del inmigrante acaba ampliando los derechos formales de los ciudadanos. Tratar a estas personas como a seres humanos ilegales acaba devaluando la ciudadanía misma”. Se podrá decir más alto, pero no más claro. La autora de esta sentencia es Saskia Sassen, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2013, en su obra “Inmigrantes y Ciudadanos”. Catedrática de Sociología en la Universidad de Columbia, recoge en esta obra una reflexión profunda y bien razonada, que pone el dedo en la llaga cuando afirma que “vivimos un momento delicado en el ámbito de la integración, lo que afecta no sólo a los inmigrantes, sino también a unos ciudadanos cuyos derechos se han visto recortados y degradados”. Saskia Sassen cita como ejemplos concretos a España y Países Bajos, pero podría haber ampliado su análisis al conjunto de países de la Unión Europa.
La política neoliberal, impuesta en todos ellos nombre de la austeridad, tiene como consecuencias directas para la población local la reducción de las prestaciones sociales, la precarización laboral, la privatización de servicios públicos y la pérdida de calidad de vida. El empobrecimiento de la clase media coincide en el tiempo con el impulso de normas y leyes restrictivas que no sólo aspiran a limitar el fenómeno de la inmigración sino también a criminalizarlo. Los Gobiernos de la Unión Europea aplican la misma “mano dura” tanto para su propia ciudadanía como para quienes llaman a nuestras puertas, buscando una oportunidad que no encuentran en sus lugares de origen. No deja de ser una ironía cruel que África mire a España o Italia como única alternativa, aunque el viaje suponga la muerte, mientras miles de jóvenes nacidos aquí se ven forzados a emigrar a otros países o continentes -Australia, América Latina…- si quieren acceder a un empleo.
Saskia Sassen sostiene, y así es, que las políticas de inmigración tienen, en nuestro entorno, un carácter cíclico. La historia pone de manifiesto que Europa ha vivido etapas de gran demanda de flujos migratorios, en realidad cuando ha sido necesaria mano de obra, a las que han sucedido periodos de persecución, órdenes de expulsión y penalización social, coincidiendo siempre con las crisis económicas inherentes al modelo de desarrollo capitalista. Ahora, nos encontramos en una de estas últimas. El discurso dominante pretende hacernos creer, y lamentablemente lo está consiguiendo, que el inmigrante constituye una amenaza a nuestro futuro porque nos roba el empleo, accede con mayor facilidad a una vivienda social y es el culpable de los recortes sociales a los que nos vemos sometidos sin remisión. Sin duda alguna, una gran mentira que a fuerza de ser repetida termina por ser asumida como una verdad incuestionable.
Este pensamiento queda desmontado en la investigación realizada por la Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2013, cuya conclusión es tajante cuando se refiere al tratamiento dado a lo largo de la historia al fenómeno de la inmigración, concretamente en los periodos más receptivos: “Incorporar al recién llegado -sostiene la autora en alusión a los años veinte y cincuenta- contribuyó a ampliar los derechos formales de los ciudadanos y a hacer de Europa una sociedad abierta”. El rechazo al inmigrante, por tanto, lejos de reportar beneficios a la población local, como quiere hacernos creer el discurso dominante, contribuye a perjudicar sus intereses. La mejor prueba la estamos viviendo ahora en primera persona. El drama de los naufragios en el Mediterráneo coincide con una etapa en la que recesión económica es utilizada como coartada tanto para blindar Europa como para desmantelar el llamado Estado del Bienestar.
La tragedia vivida en Lampedusa ha sacudido las conciencias de los mismos gobiernos que penalizan y criminalizan la inmigración, impulsando para ello directrices tan reaccionarias que son conocidas como “directivas de la vergüenza”. Tratamos como criminales a quienes sólo pretenden sobrevivir, huyendo de países que en su día fueron colonias a las que robamos sus riquezas, condenándoles a la miseria. Esta actitud también tendrá repercusiones para nosotros y no sólo en el ámbito económico y social. Si pensamos en algún momento que mirar hacia otro lado nos salvaría, estábamos equivocados. La extrema derecha gana adhesiones en Europa día a día y la razón de este hecho no hay que buscarla sólo en la crisis, sino sobre todo en el odio al inmigrante. Las encuestas destacan el auge del Frente Nacional en Francia, con una intención de voto que roza el 25 por ciento; increíble pero cierto.
El país vecino se suma así al camino emprendido por Grecia, Austria, Reino Unido, Dinamarca o Finlandia. La derecha democrática, la socialdemocracia y el llamado socialismo han cometido el error de asumir el discurso xenófobo para evitar fugas de voto hacia las filas populistas, y hoy, que gran paradoja, éstas se saben más consolidadas que nunca. Millones de personas confían en estas formaciones, que han dejado de ser marginales para transformarse en opciones de gobierno. Sus mensajes calan con fuerza ante el descrédito de los partidos tradicionales, incapaces de defender los principios de igualdad, justicia social y profundización democrática. Nos han hecho creer que la inmigración ponía en peligro nuestros empleos y calidad de vida, exculpando así al capitalismo de los males que ahora padecemos. Sólo una izquierda valiente, libre y concienciada puede actuar como contrapoder frente la extrema derecha y a quienes por haberse sometido a ella también son, de algún modo, sus víctimas.
Turismo sanitario
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- Publicado: Lunes, 09 Septiembre 2013 14:08
Artículo de opinion de Honorio Cadarso Cordón
Acabamos casi de enterarnos de que el turismo sanitario, en concreto o sea el recurso a la Sanidad pública por parte de ciudadanos extranjeros, le supone a las arcas del Estado unas pérdidas de mil millones de euros anuales.
Clientes ingleses, alemanes, y de otros países, vienen a clínicas de la Seguridad social española porque les resulta más barato el tratamiento que reciben aquí o porque les inspira más confianza la Sanidad de nuestro país. También ocurre que los emigrantes de Sudamérica y África y Asia que vienen aquí a trabajar reciben en nuestro país tratamientos médicos que no pueden recibir en sus países de origen, lo cual parece que supone una carga importante para la Sanidad española.
Total, que nuestro gobierno de Madrid ha pensado que en España no solo atraen a los turistas el sol, la paella, las playas y los toros y los Sanfermines, y que ya es hora de sacarle rendimiento al gran prestigio de que goza nuestro sistema sanitario y atraer a enfermos de todo el mundo a consumir tratamientos sanitarios en nuestro país.
Y no solo a nuestro gobierno, sino a empresas dedicadas a tratamientos sanitarios de alcance internacional, que han decidido instalarse en nuestro suelo y hacer publicidad para que los enfermos con recursos económicos vengan aquí a operarse y tratarse.
En principio, la red de establecimientos hospitalarios de la Comunidad de Madrid ha "subastado" seis hospitales, que han sido contratados por empresas privadas, las cuales han anunciado su intención de atraer a turistas extranjeros para venir a curarse de sus dolencias a dichos hospitales. Al mismo tiempo, el gobierno central está tomando medidas para no dejarse "timar" por enfermos europeos que no pagan sus facturas en los hospitales, lo cual ha despertado las iras de la prensa inglesa, que además está tan enfadada con nosotros por el lío de Gibraltar y los bloques de cemento que han echado al mar en su bahía...
El gobierno central ha tomado medidas además para que los emigrantes que trabajan en nuestro país no se vayan sin pagar sus gastos sanitarios, y para que no sean tratados en Centro de la Seguridad social si no tienen la correspondiente tarjeta sanitaria...
Malos tiempos estos para ponerse enfermo...Quizá no tendremos un vecino de habitación africano o sudamericano, pero quizá tendremos que hacer cola para recibir un tratamiento porque un cliente adinerado ruso, inglés, alemán o de otro país más rico que el nuestro está delante de nosotros en la fila. La Seguridad Social española se nos va a llenar de VIPs, "very important persone", que nos van a relegar al lugar de los clientes menos rentables a los que es preferible dar esquinazo. Apretémonos todos el cinturón! La sanidad es cosa de ricos. Dentro de pocos, para los pobres quedarán en los hospitales las migajas que caen el suelo.